Rector, Centro de Formación Técnica región Antofagasta
Interesante resulta siempre el ejercicio democrático de escuchar a quienes aspiran a ocupar la principal magistratura de la nación políticamente organizada. Importante espacio de exposición de las principales ideas de cada candidato, de confrontación de puntos de vista dispares y muy apropiado para escuchar con tranquilidad la visión de país y de futuro que esperan alcanzar en el próximo período de administración del Estado.
En un ambiente más formal, mediado por un estudio de televisión y entrevistadores aplicados, el ambiente dista de las declaraciones previas al encuentro, realizadas en su mayoría desde la tranquilidad y relajo que proporcionan el sillón de la oficina o del living de la casa y dirigidas a audiencias fieles y seguidoras de los programas de moda en las redes sociales de moda. En muchos casos allí han aflorado las principales declaraciones que han dado paso a análisis, contraanálisis, explicaciones posteriores y en algunos casos, rectificaciones o desmentidos por haber sido “sacadas de contexto”.
Todo este ejercicio de información incluyendo el antes, durante y después del debate oficial y televisado, es necesario y muy útil para conocer al futuro Presidente y el programa de gobierno que espera impulsar representando a la mayoría democrática que lo elegirá y a la minoría que centrará sus esfuerzos en el control de su implementación. Más allá de los cruces de palabras, de las pasadas de cuenta, de los “chascarros” propios del fragor de estas contiendas, han quedado en el aire declaraciones y visiones de futuro respecto de algunos temas que han generado controversias.
Uno de ellos, el Derecho de Propiedad como una condición que subsidia a otros derechos tan importantes como el de Educación, Vivienda o acceso a Salud. La discusión de si un derecho está por sobre otro es una disquisición filosófica que dejamos para los doctores de la Ley. Desde la economía el Derecho de Propiedad hace referencia a un conjunto de relaciones sociales que definen la posición de un individuo respecto al uso de bienes escasos, cuestión que aporta cierta estabilidad de las reglas del juego económico y sienta las bases para que personas, conglomerados y organizaciones desarrollen actividades de toda naturaleza pisando en terrenos ciertos. Al respecto, Posner señala que si de pronto se aboliera este Derecho en las sociedades modernas, muchas actividades serían abandonadas pues no habrían incentivos para incurrir en costos de inversión, “en tiempo, trabajo e insumos” porque no habría ninguna recompensa razonablemente asegurada para tal acción. Para un futuro Presidente, esta es una imagen que no quisiera ni imaginar por el impacto negativo que produciría en muchos ámbitos del país.