Columna de Opinión

Transformación digital: el 4.0 entre nosotros

Daniel Solis Igor

Rector, Centro de Formación Técnica región Antofagasta

Un interesante debate ha enfrentado durante décadas a los economistas, algunos de ellos inclusive galardonados con el Premio Nobel, con los encargados de la conducción política y el diseño de las políticas públicas en buena parte del mundo. Este debate tiene que ver con el escalamiento del valor agregado que las distintas industrias deben generar, para alcanzar mayores niveles de productividad y desarrollo económico en las naciones, entendiendo por desarrollo económico la capacidad que tienen las sociedades de evolucionar en su función productiva, crear riqueza, mantener la prosperidad económica y social generando en el mediano a largo plazo, un aumento persistente del bienestar de la población.

 

¿Deben los países seguir sustentándose solo en la producción y explotación de sus recursos naturales? Y las empresas, ¿qué rol juegan en la búsqueda de nuevas formas de producción, nuevos y mejores servicios, mayor eficiencia, apertura a nuevos mercados, innovación y emprendimiento? ¿están preparadas o preparándose para enfrentar los cambios que ya están en nuestras puertas, esta especie de tsunami transformacional que viene llegando a nuestras costas?

 

En 2016 las conclusiones del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza lo planteaba abierta y directamente: la cuarta Revolución Industrial definida como una nueva manera de organizar los medios de producción y de re diseñar la forma en cómo trabajan las personas, está generando un impacto transformador, disruptivo y sin precedentes en toda la sociedad global. Las empresas y organizaciones productivas experimentarán “tasas exponenciales de transformación, desplazamiento de sus masas laborales e incorporación de tecnologías inteligentes en nuevos modelos operativos y de negocios”, todo lo cual ayudará a fortalecer el compromiso de clientes y consumidores a través de experiencias nuevas y diferenciadoras.

 

En los tiempos difíciles y de emergencia que estamos enfrentando, puede suceder que estas afirmaciones resulten distantes, casi irreales. No obstante, la evidencia actual sugiere que esta es una realidad tan evidente y de tanta certeza, que las empresas y organizaciones que quieran asegurar su viabilidad deberán adaptarse, transformarse e invertir en nuevos modelos productivos y de negocios que integren el mundo físico con el digital en muchas de sus acciones. Y las instituciones de educación superior de igual forma deberán adaptar sus ofertas de formación hacia áreas que permitan generar conocimientos capaces de asumir estas nuevas realidades, donde la automatización, la ciberindustria, el marketing digital y la inteligencia artificial, entre otros, serán solo parte de esos nuevos conocimientos.

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